En “Carlos E. Montañés. Catalán y aragonés, un personaje fundamental en la construcción de la España moderna”, Montclús nos cuenta que, detrás de los acontecimientos, siempre hay personas que, en mayor o menor medida, intervienen en ellos. Carlos Emilio Montañés y Criquillión (Barcelona, 1877-Madrid, 1974) descendía de Mazalón. Fue un ingeniero industrial de un gran dinamismo que impulsó grandes proyectos y supo moverse bien en los ambientes políticos y empresariales. El hecho de crecer entre la colonia extranjera barcelonesa, le abrió puertas y le dio una visión diferente de las cosas. Creó el antecedente de la línea del Vallés de los actuales Ferrocarriles de la Generalitat de Cataluña. Convenció al ingeniero norteamericano Frederick S. Pearson para que consiguiera el capital necesario y creara la compañía Barcelona Traction, Light and Power (“la Canadiense”), que fue decisiva para el uso de la electricidad en la industria catalana. Después de la muerte prematura del Dr. Pearson, se abocó a la política como diputado del distrito de Valderrobres (su familia provenía de Mazaleón) y consiguió inversiones en infraestructuras para el Matarraña. Pese a enfrentarse al poder caciquil, gracias a su actuación política se ganó el respeto del rey Alfonso XIII, que le nombró gobernador civil de Barcelona exclusivamente para resolver la huelga de la Canadiense (tras la cual se implantó la jornada laboral de ocho horas). Fue el introductor del Rotary Club en el Estado español. Más adelante estableció una relación empresarial y personal con el empresario mallorquín Juan March, con quien, después de la Guerra Civil española, creó la compañía de electricidad FECSA.